La sobrecarga emocional es una realidad psicológica que, de prolongarse, puede derivar en una depresión. Se trata de una amalgama de sentimientos, pensamientos y sensaciones que provoca agotamiento mental y físico, por lo que se hace imprescindible afrontarla de forma adecuada.
Sobre esa base inició el intercambio entre especialistas del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba y educadores de la escuela José Smith Comas, del poblado Merceditas, con el lógico énfasis en cuanto a la exigencia que supone el cuidado de niños y niñas con problemáticas sociales, escolares y familiares, que permanecen en la institución.
Total comprensión tuvieron los educadores hacia las palabras de la psicóloga Yessi Sánchez en cuanto a la necesidad de no encerrar o ignorar cualesquiera de las emociones, pues se puede propiciar un desregulamiento de las mismas, al menos de las básicas (sorpresa, tristeza, desprecio, miedo, ira, alegría y asco), lo que llevaría, inevitablemente, a la sobrecarga emocional. Se hace necesario, entonces, sacar lo que “llevamos dentro” para evitar heridas interiores; pero primero, se debe percibir y reconocer que se ha llegado a la saturación. Llegado ese punto, se pasaría a identificar cada uno de los elementos que se han juntado: tristeza, frustración, resentimiento, nostalgia, ira, miedo.
Ese fue uno de los propósitos del encuentro: ayudar a visibilizar y facilitar herramientas que propicien la identificación de las propias cargas, institucionales, sociales, familiares, personales. De esa manera se evita el típico colapso mental que nos bloquea y hace que no pensemos y actuemos reflexivamente. De esta manera se está más cerca de alcanzar una vida sana y plena.
