
Es bastante frecuente en estos tiempos que la juventud grabe videos con sus móviles, algunos de los cuales resultan de gran creatividad. Mostrar un camino que permita controlar mejor el resultado, ya sea mediante algunos consejos y otro tanto de ejercitación práctica, resulta bien provechoso. Y si el proceso también incluye diversión, pues «se gana por partida doble».
Con esa idea en mente surgió el taller de creación audiovisual que sesiona en el Centro Cultural del CCRD-C, donde se busca que los y las adolescentes y jóvenes saquen el mayor provecho de las herramientas que tienen a su disposición, para alcanzar esa máxima humana que permite conectar consigo mismo y con el otro: la necesidad de expresión.
Hasta la fecha, guiados por el realizador Giovanny Erbello, se ha trabajado en el análisis del relato audiovisual para distinguir sus elementos identitarios, a saber, historia, imagen, sonido y montaje. También en la capacidad de transformar una idea o situación en un guion, con la consecuente planificación de los recursos con que se dispone y de la puesta en escena, así como la mejor manera de articularlos. O sea, se ha incidido en habilidades que permitan llevar a buen término el relato audiovisual, haciendo hincapié en la necesidad de gestionar la visión, identidad y punto de vista que será expresado.
En el último encuentro, luego de comentar sobre las actividades prácticas que de forma independiente se han realizado, se pasó a explicar algunas técnicas audiovisuales.
Primero se trató de registrar en un plano, un minuto de imagen fija, sin movimientos de cámara, tal como dicta «un minuto Lumiere«. Para ello, debieron elegir el encuadre y la posición de la cámara en el entorno.
Un segundo ejercicio fue la «pixilación«, variante del stop-motion en la que los objetos no son ni modelos (muñecos y plastilina) ni maquetas, sino que son objetos comunes e incluso personas. Al igual que aquella, estos son fotografiados repetidas veces y desplazados ligeramente entre cada fotografía.
Así se adentraron en esta técnica de animación, que fue complementada con conocimientos básicos de edición, donde pudieron apreciar, tentativamente, algunos resultados y las posibilidades expresivas que desde ahí pueden lograrse.
Es este taller de creación un nuevo espacio donde las y los adolescentes y jóvenes se han encontrado y compartido intereses, algunos nacidos de sus vivencias y otros nuevos, surgidos a partir de lo aprendido. En eso último radica la satisfacción de quienes están implicados en este proyecto, pues sienten que han despertado nuevas curiosidades y abierto posibilidades expresivas para un grupo con ansias de conectar, con el otro, mediante el audiovisual.