
La infancia y la adolescencia son períodos en los que el contexto tiene una gran influencia sobre la conducta. De a poco, ya por imitación o por asunción consciente, las noveles generaciones se van insertando en una suerte de red de valores y normas que les permitirán desenvolverse en la sociedad en general o en grupos y espacios de su elección. A la par que estos elementos protectores, surgen otros factores de vulnerabilidad, vinculados, las más de las veces, a situaciones de hostilidad, pobreza y exclusión.
La población infanto-juvenil afectada por la pandemia del virus SARS-CoV-2 siguió teniendo estímulos sociales, pero se afectó radicalmente su variedad como consecuencia del confinamiento y los decretos de distanciamiento. Devino el cierre de escuelas, la limitación de relaciones con sus iguales, la reducción de actividades en espacios exteriores; o sea, cambio en los hábitos de vida, que se expresaron –y aún siguen–, de acuerdo con estudios y testimonios de padres y tutores legales, en trastornos del sueño, afectivos, de la conducta; uso desmedido de las tecnologías; violencia intrafamiliar; manejo inadecuado del estrés, con aumento de apetito e inclusión de dietas nada saludables.
Esas fueron algunas de las motivaciones del proyecto “Intervención para enfrentar secuelas psicosociales de la COVID-19” que ya programan nuestros especialistas y colaboradores en las áreas de psicología, psiquiatría y rehabilitación, con el apoyo de Iglesia Unida de Canadá, para acompañar a niños(as), adolescentes y familias. Aparte de la asesoría y consultas programadas, ya se concibe la elaboración de materiales didácticos, impresos y audiovisuales, que incidan en la prevención y el manejo de las secuelas, en lo psicológico y lo social, así como de recursos divulgativos vinculados a una campaña. También se prevé la realización de talleres de corte lúdico-reflexivos para la segunda quincena del presente mes.
Es esta una labor que involucra a sectores diversos, como el de salud, educación, comunidades de fe, emprendedores, por lo que se hace necesario fortalecer las alianzas y crear programas y actividades mancomunadas para obtener mejores resultados.