Yamiris Fernández Sam abre hoy finalmente su cafetería. Atrás quedan proyectos y estilos de vida que se fueron a pique con motivo de la pandemia. Hacia adelante, nuevos se abren, inspirados por el espíritu “emprendedor que heredé de mi abuela”, confiesa. Al hacerlo, se adivina cómo su mente se remonta a una imagen, también heredada, de una fonda que perteneciera a su familia (los Sam Chin), ubicada en La Habana a inicios del pasado siglo, y de una bodega en Cárdenas, que funcionara hasta 1959.
Es Yamiris de descendencia china y fue instruida en nuestro Centro en la confección de su plan de negocio y proyecto de vida. Ha estado presente, además, en talleres de empoderamiento femenino y ha recibido asesoría personalizada sobre el manejo de las finanzas, así como de las normativas que rigen el emprendimiento en nuestro país.
A la actitud resuelta y desinhibida que proyecta, se suma su pasión por la repostería y la gastronomía en general. Uno de sus primeros servicios consistirá en ofrecer la merienda en el taller Incubación de negocios para futuros emprendedores, que durante los dos últimos martes se realiza en nuestra institución para la población sorda e hipoacúsica.
