La Declaración Universal de los Derechos Humanos reafirma que “todas las personas nacen libres, con igualdad de oportunidades y derechos”.
Desde ambientes de respeto a las individualidades, mediante el diálogo conciliador y una convicción sobre los derechos de la comunidad LGBTI, el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, en sus treinta años de trabajo y servicio a la comunidad, ha acompañado a estos grupos a través de sus diferentes prácticas, programas y pastorales, fomentando sentidos de inclusión con mirada diversa y plural.
Nuestros principios institucionales están cimentados en la cultura de paz y en la dignidad humana a través de diferentes espacios formativos, terapéuticos y de soporte comunicacional. Sostenemos como premisa el derecho a una vida plena de cada individuo y con participación activa en la vida social, cultural y espiritual. Es preciso superar las miradas estigmatizantes y reduccionistas que bloquean la dimensión integral de los seres humanos, desde el espacio público y privado.
Las instituciones gubernamentales y la sociedad civil están llamadas a incorporar prácticas que alienten procesos de colaboración y apoyo a esta comunidad, eliminando las barreras y brechas que existen.
La sociedad misma ha tenido que deconstruir muchas de sus categorías sociales, para lograr el bienestar de las condiciones de vida de sectores de la población ante nuevos contextos. La inclusión busca que toda persona sea “parte de” y no permanezca “separado de” por lo que los sistemas establecidos deben proveer acceso y participación recíproca, para que cada individuo tenga igualdad de condiciones. Se trata de Derechos. Respetarlos contribuye a construir una sociedad incluyente y democrática. Se impone buscar puntos de encuentro y reconciliación entre la diversidad sexual y la libertad religiosa, abrazando la fe desde todas las espiritualidades y credos.