Dialogar sobre las problemáticas que inciden negativamente al interior de las familias, ya sea en favor de propiciar una mejor gestión de los aspectos que las condicionan, ya con fines educativos, fue uno de los temas que agradecieron las mujeres asistentes al taller de sistematización de buenas prácticas para el autocuidado femenino, recién concluido en el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba.
“Hacía falta esta interpretación crítica de nuestras experiencias y esas visiones múltiples que propicia una dinámica como la de este taller”, fue la conclusión de una de las participantes.
Tanto con los talleres previos que se han efectuado en las distintas comunidades, como en este encuentro, los propósitos han sido los mismos: ayudar a las mujeres a comprender y afirmar sus derechos, así como a desarrollar sus habilidades y autoconfianza; promover relaciones justas, desde la ayuda a las féminas en cuanto a la toma de decisiones dentro de sus familias, como en la incidencia en la cultura varonil arraigada para desaprender comportamientos violentos y machistas; e involucrar a la sociedad –hombres, empresas instituciones– en la promoción de la igualdad. Con tales puntos de partida, se mejorarían las relaciones interpersonales y disminuirían manifestaciones de la violencia que están naturalizadas.
Aún queda un largo trecho para alcanzar el empoderamiento a que se aspira y ya desde las escenificaciones que se practicaron durante el taller, se apreciaba lo difícil y agotador que puede ser el romper con estereotipos, estigmas y prejuicios. Pero el resultado bien lo vale: ejercer plenamente los derechos.
