
Cuando de amor y respeto se trata, siempre tenemos algo que opinar. En el andar cotidiano interactuamos y nos involucramos con personas que nos conectan con sentidos positivos y nos hacen crecer; hay otras, sin embargo, que nos dejan en el desconcierto y la incertidumbre.
Tristemente hoy las relaciones interpersonales están matizadas por faltas de respeto, reinan el descontento y la desesperanza. Transitamos por momentos de desconcierto, estrés y grandes tensiones emocionales, no solo a nivel personal, sino familiar, de nación y mundiales. Estas problemáticas afectan todos los sectores y estratos sociales.
La palabra del Señor nos anima y nos recuerda que la esperanza no avergüenza, que permanecen siempre la fe y el amor. Sobre estas lógicas y sentidos trascurrió el tiempo devocional de este viernes, con una inspiradora reflexión del Rev. Samuel I. Hernández, de la II Iglesia Bautista de Cárdenas.
Seguir a Jesús y visualizar en su palabra y enseñanzas un porvenir esperanzador, basado en el respeto y la armonía, nos mueve a celebrar cada día, cada amanecer, como una oportunidad para vivir, aun con todos los retos y propuestas de la cotidianeidad. Debemos incluir respeto y esperanza en nuestras prácticas y valores cotidianos.