
Con esta certeza bíblica (Salmo 126: 3) vivimos la celebración del devocional que en nuestro CCRD-C termina una etapa laboral de éxitos reconocidos. Gracias a Dios porque nos alegramos sabiendo que “confortará mi alma” (Salmo 123:3), pidiéndole que sus dones sigan con nosotros, como nos predicó el padre Aurelio de la Paz, de la Iglesia Episcopal San Francisco de Asís y como oró el pastor Samuel Hernández, de la Segunda Iglesia Bautista.