reflexionpastoral_postUstedes deben orar así: «Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra así como en el cielo. Danos hoy el pan que necesitamos. Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal. No nos expongas a la tentación, sino líbranos del maligno». Porque si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes; pero si no perdonan a otros, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus pecados.
MT. 6:9-15.

Vivir en conflicto es parte natural de nuestra existencia. Ello puede incidir en el desarrollo o el deterioro de todos los aspectos de la vida humana. Nuestro reto fundamental es la continua e imprescindible solución de dichos conflictos, ya sean personales, matrimoniales, sociales, económicos, políticos u otros. La mejor solución es la reconciliación, pero estanoes posible sin el perdón.

Según laWikipedia el perdón es la acción por la que una persona, el perdonante, que estima haber sufrido una ofensa, decide, bien a petición del ofensor o espontáneamente, no sentir resentimiento hacia el ofensor o hacer cesar su ira o indignación contra el mismo, renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones entre ofensor perdonado y ofendido perdonante no queden afectadas o queden menos afectadas; y la reconciliación es el restablecimiento de la concordia y la amistad entre dos o más partes enemistadas.
Muchos creen que el perdón es cosa de débiles, incapaces o cobardes y hasta hacen de ello un problema de honor. Además, perdonar no es rendirse ante lo que se nos opone, ya sea un asunto personal o de otra índole. Nuestro Señor Jesucristo enseñó claramente que toda ley o mandamiento entre los seres humanos debía resumirse de la siguiente forma: «El primer mandamiento de todos es: «Oye, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor.Ama al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». Y el segundo es: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». Ningún mandamiento es más importante que estos» (Mr. 12:30-31). Y estos mandamientos son confirmados por la psicología, la sociología y la historia, porque la falta de perdón constituye un problema psíquico y emocional,quedañaa las personas.
Sin el perdón, los problemas sociales, políticos, religiosos, raciales, culturales y otros no podrían ser resueltos; ni los derechos humanos podrían ser aplicados; no se respetarían los convenios y tratados entre naciones; las economías no podrían sostenerse –debido a los conflictos que suscitan los préstamos, las deudas y los intereses en intercambios financieros internacionales–; y las relaciones matrimoniales y familiares no podrían sostenerse. Además, reconciliarse no siempre es volver a lo mismo de antes, sino una solución inteligente que permite mantener el diálogo y las buenas relaciones.

Por Raimundo García Franco.

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