••• nadie es hijo de Dios solamente por pertenecer a cierta raza •••

Romanos 9:8

Hubo en aquel tiempo una gran protesta de parte del pueblo y de sus mujeres contra sus compatriotas judíos [•••] Decían además: «Tanto nuestros compatriotas como nosotros somos de la misma raza; nuestros hijos no se dlferencian en nada de los de ellos. Sin embargo, nosotros tenemos que someter a nuestros hijos e hijas a la esclavitud. De hecho, algunas de nuestras hijas son ya esclavas, y no podemos hacer nada por evitarlo… «· (Nehemías 5:1-5).

Oscura es la noche, el fondo de una cueva, la mala suerte, y se dice que la muerte viste de ese color; oscuros los indígenas en Australia, Nueva Zelanda, América del Norte y del Sur, y los negros africanos. Recuerdo que escuché alguna vez, en una situación crítica, cómo les decían a los que parecían perdedores: «¡Estás negro, vete de aquí!». Había también un barrio llamado «Habana chiquita», en el que vivían indios y mestizos pobres, a quienes se les consideraba inferiores al resto de la población.

Una experiencia muy especial la tuve el año pasado cuando, al visitar un hotel en nuestro territorio nacional, pude admirar una magnffica escultura del famoso pianista negro Jacinto Villa Femández, apodado cariñosamente como Bola de Nieve. Pero, cuál no sería mi sorpresa al comprobar que le faltaba -al parecer partida a propósito, como símbolo de desprecio-la última falange de los dedos de ambas manos.

Luego de ser «descubiertas» en diferentes áreas geográficas de nuestro planeta, todas las personas de raza negra fueron consideradas inferiores y sometidas, en una u otra forma, a un trabajo esclavo que incluyó a hombres, mujeres, adolescentes, niños y niñas. Lo que asombra, por no decir espanta, es que luego del desarrollo adquirido en nuestros días, y pese al avance de los derechos humanos, el trato de interiorización y explotación ha continuado, aun en muchos países que declaran haber eliminado esta situación.

Fue muy bueno el hecho de que en los primeros tiempos del Gobierno revolucionario se igualara el tratamiento de los ciudadanos(as) en cuanto a sus derechos económicos y sociales; pero, lamentablemente, no se tomó en cuenta que «todos y todas» no significaba una línea única de salida, pues, aunque se arrancó al mismo tiempo, no todos lo hicieron desde la misma línea: los blancos delante y los negros detrás. Ello, hasta hoy, ha tenido consecuencias.

En todas las naciones del mundo hay cierto nivel de desigualdad por diversas razones, pero lo que es imperdonable es que esas diferencias no sean mínimas y que en muchos países la explotación de unos(as) sobre otros(as) sea algo monstruoso e insoportable para Dios y para quienes le siguen verdaderamente.

                                                                                                                            Marzo 24 de 2016.

RAIMUNDO GARCIA FRANCO

 

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